El espejo te dice, nada de lo que hiciste fue real. Hablás y hablás... Cómo hoy llegamos hasta acá?





jueves, 20 de mayo de 2010

El cuento




Del cielo caen víveres
en tierra casi muerta
creer en todo lo que ves
y con la vista seca.

No te interesa más leer
el cuento de los pobres
y mientras que vos estés bien
aunque la tierra explote.

Escabrosa forma de pensar
nos invita a desaparecer.
Un refugio para el alacrán
dentro de un volcán en erupción

Quisiera ver lo que tu ves
supremo ser pedante
la mano con la que tires
te vuelve en un instante

El espejo te dice:
nada de lo que hiciste fue real
hablás y hablás,
cómo hoy llegamos hasta acá...
Cómo hoy llegamos hasta aca...

jueves, 13 de mayo de 2010

La masa





que no me deja ver.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Cuarto Oscuro




Muchos de mi generación, nacidos en dictadura y afortunados por haberla padecido sólo superficialmente (casi inconcientemente) llevamos encima algo que todavía no sabemos cómo explicar.

Por momentos, cuando el dolor es insoportable y visible, eludimos el análisis llamándolo angustia. Algunos un poco más grandecitos prefieren el término melancolía. Y sólo cuando estamos un poco más existencialistas, elegimos la palabra vacío.

Todo encierra una terrible tristeza incalificablemente profunda. Una vez me dijeron que la diferencia entre tristeza y depresión era que la primera tenía una razón de ser. Una, gigante. La segunda en cambio respondía a un motivo desconocido. Existente pero tan disfrazado que era difícil de descubrir.

Y pienso si será por eso que a mi generación le gusta tanto el grunge. Si será porque nos gusta hablar de, y saber si es o no, y reconocer diferencias, y experimentar, y salir de, y enroscarnos en, y liberarnos del... siempre el mismo dolor.

Hay algo que nos frustra de antemano y nos acerca a una represión que evidentemente se respiraba en el aire durante aquella época. No dejo de convencerme: de alguna manera esa dictadura nos tocó, por algún lado nos salpicó.

Del dolor se vuelve. De la tristeza y de la depresión, con grandes amores también. Decir eso para mi significa que el grito de Cobain, el alarido de Cornell o el grosor de la voz de Vedder además de envolver el dolor, la frustración y el bajón de la existencia, modulan la esperanza de salir de esos lugares oscuros. Hay fe en que se puede zafar de aquello que nos dejó tristeza.

Sé que Roma y Cristian (y supongo que Kali y Toto también) crecieron, como yo, con esos dolores ajenos que internalizamos hasta el disfrute. El grunge supo anidar nuestras tristezas y gritarlas con potencia para que nosotros hoy podamos resignificar el padecimiento y poner la fuerza del género en la lucha contra todos esos que nos salpicaron de violencia, de injusticia y de espanto.